Crónica de una lluvia anunciada
He tomado cierto aire para escribir una no crónica como ésta, la más fácil por cierto de hacer, dado que era un partido que a todas luces no se iba a disputar. Aunque la noche del sábado al domingo amagara con dar una tregua sin lluvia, las previsiones por encima del 80% cayeron por su propio peso antes del choque. Y, ya se sabe, en nuestra pista descubierta -que no las del IMD, que haber las hailas, o si no que se lo pregunten a la gente de Nervión- sólo estaba destinada a deportes náuticos. Esa circunstancia frustó la disputa de un partido con glamour como el CB ANRES-Los Chamacos Chingones, que no se disputaba desde hace año y medio tras el éxodo anresista a tierras nervionense.
Pero más que la lluvia, la noticia estuvo en la implicación. Llena de orgullo y satisfacción, parafraseando al Rey -al que deseamos una pronta mejoría de su topetazo de hoy con la puerta-, que pese a saber a todas luces que no se disputaría el choque asistieran nueve integrantes, más otros dos que estaban con la equipación puesta a la búsqueda de un claro para salir pitando hacia la cancha. De chapó, al igual que los Chamacos, que también acudieron puntuales a la cita y el colegiado de turno, que picó billete y puerta. Vamos lo normal en estos casos, ya que ni siquiera hubo un vistazo a la pista, que permaneció cerrada a cal y canto.
Ahora toca ver el nuevo horario del partido. Se ha planteado jugar un miércoles en horario de entrenamiento, seguramente de la semana que viene -o la otra-, pero hay que concretarlo primero entre la plantilla, luego con Chamacos y después con el IMD. Os toca hablar.
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