Fiebre italiana de viernes noche
Linga, destrozado después del postpartido cervecero. |
Viernes por la noche, nave de Hytasa. El CB Anres se había conjurado para no caer una vez más y descarrilar definitivamente en una liga que hasta ahora se le estaba dando de maravilla. No era fácil: CDK B estaba -y sigue estando- en el carro de los favoritos a ganar la competición. Pero llegó el Anres más italiano.
Que a nadie le sorprenda. Sí, la crónica ha llegado con suma rapidez. No es por volver a la victoria y porque a uno le puede escocer las derrotas y más escribirlas. Se llama tres días de descanso del menda lerenda, que le permiten desconectar de su fría redacción y de la tormenta llamada huelga de Lipasam para meterse en el calor de esta web baloncestística. Tanto era el mono por escribir que os brindo un tres en uno. Porque antes de pasar a la victoria del CB Anres ante CDK B, me he permitido la delicadeza de recordar que hace dos semanas hincamos la rodilla ante Unión Nazarena Basket y desbarramos una semana después ante CD Isbilya. Dos grandes rivales que merecían sus crónicas apartes.
Pero eso era el pasado, el presente se llamaba Criaturitas B. Tuvimos el mismo repelus en el espinazo que en el partido de ida. Ver a más de una decena de tíos naranjas trotando y calentando al únisono en su medio campo impactaba. Y más cuando veías al otro lado y estaba el Linga haciendo mates sin bote, a Simón calentando más que tirando, a Iñaki adelantando su ritual brasa al árbitro -que llevaba una indumentaria del Xerez Deportivo, qué crack- extendible al mesa y al resto decidiéndose por empezar a calentar entrando por la derecha o por la izquierda o directamente sentarse en el banquillos. Somos el caos hecho poesía, pero con una ventaja añadida: que cuando el balón está en el aire, nuestras payasadas se quedan en la mochila donde guardamos los balones. Y empieza el equipo.
El CB Anres se puso por delante en la primera jugada y no lo dejó hasta el final. Grande este equipo que, ante un rival corpulento, con variedades y con jugadas ensayadas y trenzadas, puede sacar rendimiento e imponer su estilo, algo sui generis, pero su estilo al fin y al cabo. La primera mitad del partido sirvió para mantener una distancia de cinco puntos que, pese a algún arreón del CDK, no disminuía. (7-12, primer cuarto / 11-16 segundo cuarto). El partido no era una joyita en anotación, pero hay entrenadores ACB que les habría molado disfrutar de esta oda al Amarrategui Blues.
Todo estaba para que, el primero que tuviera un poco de tino y encadenara tres jugadas buenas, se llevaba el partido. Eso en el tercer cuarto, maldito tercer cuarto que nunca empezamos con tino. Pero ayer sí, salió bien. Fue entrar y de golpe anotar ocho puntos consecutivos (11-24). Un palo lo suficientemente fuerte como para minar la moral del rival, que empezó a no trenzar con frescura en ataque.
Visto como estaba el choque y que nos hacía falta una victoria como el comer, decidimos dar un pase más que de costumbre. Hacer la italiana en toda regla. Tampoco perdimos dos minutos en cada jugada, por cierto, pero, salvo que a Bruno se le fuera la pinza jugando a ser quaterback lanzando a Manolín o Marcos, lo habitual era un ataque estático y como mínimo seis pases. Como tendríamos que jugar siempre para no pecar de precipitación, por cierto. Con ello, el partido moría y pese a haber tenido opciones, el CDK B no pudo remontar. Victoria, que vuelve a colocar al equipo en casi lo más alto -hay que contar el partido aplazado contra América Mestiza, que está solventado al descanso con un claro 39-17-, y como no, terminamos como todos los partidos: celebrándolo con una buena tanda de cervezas.
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