miércoles, 5 de diciembre de 2012

Crónica de la 4ª Jornada: CB Anres 45 - CDK B 26

Despegue del color de la Hello Kitty

Mañana de domingo, con las legañas aún bien ancladas en los ojos, uno camina para el club y, de golpe y porrazo, se topa con un Ejército Naranja. Miras el reloj y todavía queda una hora para que empiece el choque y las Kriaturitas -que no os engañen el nombre, que las manos de algunos de ellos son como las de Bud Spencer-, ya aguardaban a su presa. Uno, dos, tres,... diez, once, doce,... dieciséis. No salen las cuentas, ¿seguro que venian para un partido de baloncesto? 

Pero, no pasa nada, no hay tiempo para pensar, porque estos iban con las pilas tan bien cargadas que ya estaban colocando las canastas por su cuenta. Si les dejamos un día solos nos montan el pabellón cubierto. Qué empuje y qué ganas. Hasta uno de ellos, Agu, de CDK B llegó a tirar de la canasta bordeando la portería de fútbol. Os aseguro que eso es científicamente imposible. Pero él lo hizo.

Rosa como la amiga.
Empiezo así porque soy un imitador barato de las Crónicas Etílicas, de las que soy ferviente admirador. Pero me falta el Prozac para tirar de más ingenio. El Anres quiere ser como ellos y, de hecho, cada vez caen más cubos al finalizar los partidos... cubos de botellines de cerveza, claro. Y si a le ponemos una piza de humor, todo sale mejor. Porque parecía de broma cuando estaban Marcos e Iñaki solos ante todo el plantel criaturil. Y aún quedaba lo mejor: estrenábamos protecciones en las canastas. Tras una semana apelando a la seguridad con lo ocurrido en San Jerónimo, que menos que predicar con el ejemplo. Las protecciones en este club están malditas: se pudren por la humedad, se pierden o son devastadas por la malicia de los niños. Pero no por eso íbamos a desistir. Se habían comprado unas nuevas. Ilusionados, abrimos la puerta del cuartillo del Bingo -si en nuestro club tenemos de esas cosas- y vemos que esos deseados protectores son una inmensa nube de algodón, de esa que te zampas en la Feria cuando estás en medio del proceso de exaltación de la amistad. Y, como no, rosa, pero rosa, rosa como la Hello Kitty. Pero bueno, al menos protegía, que al fin y al cabo es lo importante.

Simón, alegre durante el gran postpartido.
Tras tanto prolegómeno, empezó un partido que no se veía nada claro. Siete tíos, sin base claro y ante unos contrarios que tendrían seis veces más de físico. El mister contrario no se fiaba y le escuchamos por lo bajini eso de "tened cuidado que son viejos". Pobre Alberto, que se ha juntado con una panda de treiteañeros. Pues esta generación del finales de los 70 y principios de los 80 fueron los que  impusieron el ritmo desde el principio. Edu se había desayunado a Magic Johnson y anotaba, distribuía y hasta se le veía capaz de hacer el pino puente; Alberto rozó la perfección, convirtiéndose en el MVP a base de casta, intensidad y buena selección de tiro -vaya triple, macho-; Linga a lo suyo pero sin airball perjudiciales para la salud e Iñaki no fallaba desde la línea de personal. Realmente, el CB Anres parecía un equipo, con sus lagunas de siempre, pero con las ideas bien claritas, con Marcos y Bruno de magistrales batutas de una sinfonía casi perfecta, en la que Simón hacía de hombre tambor, un auténtico dinamitero del poste bajo.   

Con todo ello, nos sorprendimos a nosotros mismos cuando nos vimos 11-4 en el primer cuarto. Tanto que se nos olvidó a ambos equipos anotar en el segundo parcial, pese a que se vio la mejor canasta del choque: un triple sobre la bocina y desde más de siete metros de Chávez (CDK). La realidad es que esta victoria es fruto, precisamente, de la defensa -o desacierto del contrario, pero prefiero tirar por los méritos-. En los tres primeros cuartos, sólo anotaron tres canastas en juego. Eso permitía afrontar el último cuarto doblando al rival en el marcador (24-11).

Y una pregunta, ¿nos haremos alguna foto de partido?
Ahí hay que destacar el arrojo del rival, capaz de presionar sin descanso en el último cuarto. La jugada le pudo salir bien, de no ser porque lo que intentaban que fueran robos se convirtieron en faltas y, por tanto, tiros libres. Y con un 73% de acierto desde la línea de personal y en distrito es imposible, más si cabe si alguna de las acciones acababan en 2+1, como las que protagonizaron Linga o Iñaki. Por eso, se cerró el partido con la mayor ventaja (+19), que confirma el despegue anresista esta temporada después de años de sinsabores. Un ritmo (4 de 4) que, pese a todo, no valió para conservar el liderato. Ahora es JB Dos Hermanas el que manda, merced a su mejor basketaverage total. Pero eso, la clasificación, es secundario. 

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