Viernes 18 de marzo. 13.50 horas. Pabellón de San Pablo. Un coche aparca apresuradamente y de él sale un personaje con algo de greñas con tres papeles en la mano. A toda carrera cruza el paso de peatones, la garita de seguridad y en unos segundos se planta en una de las dependencias del Pabellón de San Pablo, tras pasar 40 minutos haciendo cola en la sucursal de Cajasol.
Una odisea sí, pero el CB ANRES logró inscribirse, un año más y por los pelos, en los Juegos de Primavera, su torneo por antonomasia debido, sobre todo, a que hace tiempo que no se clasifica a una fase final. Pero el torneo gusta y no se iba a faltar esta temporada, a pesar de que al capi se le haya metido en la cabeza tomarse unas vacaciones en todo lo referido al club, web incluida.
Pero este equipo se merecía este torneo, sobre todo porque ha hecho una segunda vuelta de campeonato muy digna, tanto que el quinto lugar en la clasificación, empatado con el tercero, se antoja corto para lo hecho. Las tres últimas jornadas, que carecen de crónica -entono el mea culpa-, son buen reflejo de lo acontecido: se plantó cara ante Luca Fuckers, que sólo sacó cierta ventaja a falta de sólo tres minutos para la conclusión del encuentro, y ante Bistiboys, con el que hicimos la goma con casta y arrojo. Y, por último, la guinda del pastel: una venganza dulce ante Miguel Servet, el culpable de que no seamos terceros por la amarga paliza infringida allá por el mes de diciembre.
Al final, siete victorias y siete derrotas, con 543 puntos a favor y 576 en contra. Y empatados con CD Gines, con el que perdimos el basketaverage en el estreno liguero, y con Srbïja, con el que en caso de triple empate quedábamos igualados en los duelos particulares (-3), pero que tienen mejores números globales. Una prueba más de la igualdad entre estos tres equipos, que se ha mantenido hasta el final.
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