sábado, 1 de febrero de 2014

Crónica Jornada 2: CB Anres 32 - CB Isbilya 30

¿Dudaba de que era un derby?


El CB Anres salió airoso en el derby por antonamasia de Sevilla Este (perdón por Mireste). Y lo hizo en un partido espesito en ataque por parte de los dos equipos y con muchas fases: primero lo perdió, después lo remontó, casi lo finiquitó y a punto estuvo de desperdiciarlo en un cuarto para olvidar.   


¿Habéis escuchado las cuatro estaciones de Vivaldi? Pues trasladar esa sinfonía a una banda de tres al cuarto y se parecerá mucho al derby disputado en Rochelambert hace una semana. Un partido con mucha historia (hasta ocho veces se han enfrentado estos dos equipos en partido oficial), con mucha defensa (el tanteo fue de final de balonmano) y un ataque para olvidar, sobre todo en un primer y último cuarto que se había convertido en un recital de pérdidas de balones, tiros fallados y, de paso, alguna que otra técnica. Un partido que, además, llegó en plena tonelada de azúcar para el equipo, que días antes había recogido su título como campeón de la Copa de Otoño (como se puede ver en la foto que ilustra esta crónica).

Pero entremos en el partido. ¿Por qué cuatro estaciones? El partido, pese a su tanteo bajo, dio para todo. El rival, el CB Isbilya, sigue siendo un equipo que se exprime en lo físico, aprovechando su juventud. Y eso que en su plantel se han quedado sin sus estrellas: su base y su pivot. Pero tienen esa virtud de sacrificio que, en este tipo de partidos, se multiplica de manera exponencial. Y empezó en tropel. Daba la sensación que el contrincante había entrado mejor en el partido. Y así era, al menos en el marcador.

No fue hasta el segundo cuarto cuando empezó el despertar anresista. No es que estuviera groggi, pero es que a este club ya se le exige como al que más. La defensa isbiliana sólo permitía anotar desde el tiro libre... y sólo Kiko estaba algo atinado. La reacción coincidió mediado el segundo cuarto, coincidiendo con la entrada en pista de Iñaki, que llevaba dos meses alejados de las canchas. En un plis plas, dos pases de Vicen -como siempre espectacular en la dirección- y dos opciones de 2+1 del cochinero pivot anresista. Fueron finalmente cinco puntos, pero con el tanteo como un gotero de hospital, servía para dar la vuelta al marcado para llegar al descanso por delante.

Tras el descanso, el equipo mostró sus mejores credenciales. Empezó a carburar, sobre todo en defensa, donde el Isbilya se atascó definitivamente. Hasta nueve puntos de ventaja se alcanzó cuando se llegó a un último cuarto para olvidar. Técnicas por doquier, antideportivas algo dudosas y, lo peor de todo, faltas tontas y recital de balones perdidos. De ello fueron testigo los amigos de CB Alcosa y Los Hombres de Alberto, que asistían a un espectáculo, en ocasiones, dantesco. Hasta el árbitro se unió a este espíritu, con un exceso de rigurosidad en determinadas acciones. Lo mejor es que Isbilya tampoco estaba muy por la labor de ofrecer un espectáculo de campanillas. Pese a todo, llegó a falta de 40 segundos con empate en el marcador. Y, en medio del caos, dio calma el más veterano del grupo. Blanco emergió y anotó cuando tenía que hacerlo, desde la línea de personal, dando la victoria a los anresistas, que se colocan líderes.

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