Se puede ser un digno rival, atacar con cierto sentido, estar asentado en el campo y tener a un Gallurt destructor desde la línea de 6,25. Pero si se fallan 13 de 18 tiros libres el partido y las opciones de clasificación se van al garete. No es una crítica al equipo, sino más bien un lamento en voz alta, ya que el Anres había ganado mucho en esta faceta, siendo un seguro de vida en las tres victorias cosechadas.
La línea de personal es lo que nos diferenció de Bistiboys (71% en esta faceta), en un partido intenso y muy físico y que, a priori, pintaba muy bien para los anresistas. No es para menos, porque se le endosó un parcial de 0-10 de buenas a primeras, con los dos primeros triples de Gallurt y un buen juego colectivo. Tal vez el arranque sorprendió al rival, que ya se había informado del correctivo recibido hace una semana por Luca Fuckers (39-76) y no se esperaba el brío de los de Andalucía Residencial, que se fueron con ventaja al final del primer cuarto (6-15).
Con los cambios desde el banco se mantuvieron las ventajas, aunque el viento había cambiado. La intensidad defensiva del rival subió un par de puntos, merced al cambio a individual. Pero, pese a ello, no era suficiente para apagar el ímpetu anresista, que iba aguantando la distancia (18-24). Sin embargo, tras el descanso, llegó la caraja. Bistiboys defendió con muchas fuerza y, por ello, hubo muchas oportunidades desde la línea de personal -no así de lanzamientos a canasta-. Ahí empezó el baile de errores, con 2/8 en tiros de uno. Seis puntos marrados, exactamente los mismos que remontaron hasta dejar en el marcador el empate a 26-26.
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