El CB ANRES ya se lo puso difícil en el envite de la ida, del que se salvó por un tal Malik -ande andará- y por una dudosa falta final, dada por tiros libres cuando era cuarta de equipo. Pero habían ocurrido tantas cosas en estos meses de competición que el duelo de San Jerónimo ya estaba casi olvidado. El partido estuvo marcado por el alto grado de concentración de los anresistas, que sólo se rompía en el momento en el que el partido entraba en un plano más físico, a veces en exceso, por parte del rival. Es verdad. Somos quejicas y llorones. No lo negamos. Los árbitros están hartos de nosotros. Pero que reflexionen -nosotros también lo haremos y pedimos de antemano disculpas a ellos y al público presente- que esas quejas no son hacia ellos, sino porque hay clubes que aprovechan que sólo hay un arbitro para actuar, siendo suaves, vulnerando no sólo el reglamento, sino el código de buena conducta. Y lo decimos ahora que hemos ganado, para que no se piense que es una excusa ante una derrota, y tampoco por todos los integrantes de Anima Vitae, donde hay excelentes personas y amigos.
Dicho esto, el partido arrancó muy vivo. Con un Isaac inconmensurable, tanto en el tiro de media distancia como en la faceta reboteadora, lideró a los anresistas ante un Anima Vitae que sobrevivía a base de algún triple y jugadas individuales del coloso Bentejui (12-13). La rotación entre cuarto y cuarto apenas se notaba. Si Ale lo hacía bien en la dirección, Dani lo retomaba mejor y viceversa. Y así en todas las posiciones. Con esa dinámica ganadora se llegó el descanso con una ventaja mínima pero suficiente (21-26).
El descanso vino bien, para refrescar ideas y al equipo. Ellos empezaron a apretar en defensa y a emplearse duro, lo que hizo que lo que antes eran canastas dos, se convertían en puntos anotados desde la línea de personal. El único que rompía esa monotonía anotadora era Marcos, que jugó sus primeros minutos en este mágico tercer cuarto para endosar dos triplacos y elevar la distancia a +11 (38-27), frustrada por una inocente técnica a falta de un minuto.
EL DETALLE. Lo pongo aparte de la crónica, pero faltaba un pequeño reproche. El club debe ser buen anfitrión, a la vez que su rival corresponder en la medida que sea posible. Pero lo que no puede ocurrir es que, al término del encuentro, los anresistas tengan que estar rellenando partes por una conducta inadecuada de un jugador -digo un jugador, no el equipo que, en líneas generales, se portó de 10- de Anima Vitae, que se saltó a la torera las normas de entrada y salida a las instalaciones del club social Anres, pese a los avisos del responsable de seguridad. Lo hago público porque luego los tirones de oreja nos lo llevamos nosotros y eso no es así.
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